Thursday, November 22, 2007

PERDON POR EL SILENCIO...


Buenos días,


en primer lugar pedirles perdón por el silencio.

En segundo lugar agradecerles su preocupación...


Mi silencio ha sido debido a una serie de circunstancias que todas juntitas se convertían en una GRAN BOLA DE MIERDA...


Ahora que tengo el blog tan abandonado y lleno de telarañas no sé si vale la pena pasar el paño y la fregona...

Háce unos días me pasé al lado oscuro , con la intención de renovar ideas...


Y aqui os lo muestro,

estaré por allí, para lo que gusten,

un fuerte abrazo.


Saturday, May 12, 2007

GRUAS DE PLAYA Y CIUDAD. SOLEDAD.




UN ARBOL SOLO, UNO ACOMPAÑADO, TRANSGENICOS



No tengo verguenza...tenía esto más abandonado...
Pues eso, unas foticos nuevas.

Saturday, April 07, 2007

Friday, April 06, 2007

PEPE'S BAR

(foto del bar de Pepe)

(Comenzaba)
Un amigo mío argentino, nacido en el pueblo de Evita Perón, Chivilcoy, de la provincia de Buenos Aires, me dijo un día que después de haberse recorrido América entera, Europa de sur a norte, algunas zonas de Asia, después de tanto tránsito y tantas visiones, no había visto nada igual, ningún lugar parecido a ésta, nuestra España.
Según él( que más que argentino parece un auténtico vikingo ) España, por tamaño y orografía es ( Atención: siéntense aquellos nacionalistas españoles hipersensibles, no vaya a darles una lipotimia ) un lugar “muy chiquitito muy chiquitito” en el que se producen las mayores diferencias entre comunidades en tan pocos kilómetros. Se pregunta qué que tienen en común un orensano y un castellonense. Qué tienen en común un bilbaíno y un gaditano. Me dijo que no le extrañaba que existieran los nacionalismos “periféricos”, que le recordaba a las luchas de los indígenas por sus tierras y por sus tradiciones…

(Así empezaba, y lo dejo aquí, en el aire. Porque me encuentro en el bar, en mi bar, bueno, en el bar de Pepe, que es como mi bar, con el portátil trajinando. Y acaba de entrar un matrimonio. Y me llaman la atención y me despistan del texto original. Porque él tiene como ochenta años, y ella como otros ochenta, pero mientras que él camina espigado, enérgico, ella es conducida entre mesas y sillas con una silla de ruedas. Está tapada con lo que parece la chaqueta de él, granate, acolchada, horrenda. Retiran una silla para colocar la de ella. Ella está dormida. Por un momento pienso que esta muerta. Porque no se mueve. Él le acaricia la mejilla y ella pestañea rápido; esto va a ser lo más rápido que haga durante el tiempo que pasan en el bar. Él se pide un café con leche. Y a ella no le pide nada. Cuando vas a un bar y no te pides nada es que estas jodido. Y ella lo está. Yo me he tomado un cortado y una mediana, por suerte. Pero tampoco es que ande muy fino. Pienso en cuánto amor ha de sentir ese hombre como para no dejar de sonreír a su mujer, que por momentos, estoy seguro, se muere. No los había visto nunca por aquí. Éste, el bar de Pepe siempre me guarda alguna sorpresa, por eso es mi segunda casa, por la fascinación que me provoca. Aquí he escrito mis primeros cuentos, los primeros poemas que considero buenos realmente. Este bar plagado de mierda y de ancianos (( que me tienen un cariño especial, lo sé)), muchos alcohólicos, es para mi uno de mis países clave. Yo soy nacionalista del bar de Pepe. Me gusta su independencia, me gusta que cobre las medianas a un euro mientras el resto las cobra a uno con veinte-o con treinta o cincuenta-. Me encanta esa pareja que vive enfrente y que viene cada día a las dos y me miran con odio si tengo la Vanguardia del bar- que yo cedo encantado(( cuánto “encantamiento”))-. Me gusta porque la leen juntos, cada uno una página, sin comentarios. Pienso ahora que los textos entre paréntesis son como más oscuros. Están como tapados. Quedan relegados a cierto sosiego incómodo en la lectura rítmica. Pero escribo esto entre paréntesis simplemente porque me sale de los cojones. El texto real es este, el otro me importa más bien poco. España me importa nada. Catalunya me importa nada (( que Word me señale “Catalunya” con “ny” como error me indigna tanto como que Froilán de todos los santos se parta el labio en un tobogán)). Me importa ahora que el limonero de Pepe(( que es el que nos provee de esos gajos maravillosos en las tónicas)) alumbre el bar como lo hace ahora mismo. Por cierto, en el bar de Pepe el café solo cuesta 75 céntimos. Y eso sólo nos importa a los parroquianos. Pero eso ahora no me importa ya que tan sólo miro el limonero con sus hojas verdes cristalinas, sus ramas oscuras como el carbón que casi invaden mi mesa, como los viejos que tanto quiero se discuten por no sé que cosa, como el amigo de un amigo que vive por aquí se fuma un cigarro tras superar un cáncer de pulmón. Me conmueve la valentía de toda esta gente venida de todos sitios hace muchos años, como ellos me explican. Me gusta su gusto, me gusta el sabor del pueblo. Me gusta. Amo al pueblo…)